domingo, 19 de febrero de 2017

¿Naturismo o abuso?

Desde hace años, existe una política comunitaria dirigida a proteger a la mujer en todos los ámbitos de exclusión y discriminación. Sin embargo, queda mucho por recorrer porque esa igualdad está lejos de ser efectiva, y este acontecimiento lo apoya tajantemente.

En un sondeo de las noticias de última hora en el Reino Unido, me ha resultado escalofriante que se trate de forma persistente, la protección de las mujeres en el uso de tacones durante las jornadas laborales, hecho que refleja lo atrasada que sigue esta sociedad sobre este tema.

Considero denigrante, y se queda pequeño, la falta de ética y moral que se permitan tales empleos que suprime las pequeñas mejoras en los derechos de la totalidad de mujeres que se hayan podido alcanzar. Asimismo, he podido comprobar que existe en ese país, una elevada tasa de acoso sexual en mujeres en los lugares de trabajo. Me subyace la necesidad de preguntarles a los dirigentes políticos, empresarios y empresarias, a la comunidad en general, si quiere potenciar que las labores ejercidas por mujeres consistan más en supervivencia, que trabajar dignamente para poder obtener una percepción económica. El desarrollo de estas funciones en las condiciones que se practican, supone un retroceso en la integridad de estas personas y de su dignidad.

Desde mi punto de vista, esta realidad debería ser sancionada duramente, pues detrás de esos empleos se oculta una oferta de empleo machista, que favorece tanto la prostitución como la violencia sexual. Por otro lado, me llama especialmente la atención la exclusión de los hombres en estos empleos, y solo ellas accedan, declarando como requisito importante fotos de su desnudez. Si las normas son: no grabar ni tocar a las trabajadoras, ¿cómo se cerciorarían de que eso no ocurriese? Si en este país destaca el elevado porcentaje de mujeres acosadas sexualmente en el área laboral, y por temor no lo han dejado a relucir, ¿quién vela por la defensa de los derechos de este grupo de personas?, ¿qué medidas tomaría esta corporación?, acaso, ¿no es un problema de gran envergadura para que se tomen medidas inminentes? Esta vejación faculta que los servicios de limpieza se complementen con relaciones sexuales, ya que no percibo la diferencia entre este servicio y uno de meretrices. No me nace otra definición, dado que en ninguna empresa de limpieza escoge a la mejor, más por apariencia que por profesionalidad y eficiencia. Resulta un choque insolente contra la protección de su seguridad y salud, trabajando en condiciones antihigiénicas y fomentando mayores accidentes laborales. De tal forma, queda esclarecida otra cuestión a tener en cuenta. A lo largo de la historia, muchas de las mujeres son trabajadoras doblemente, es decir, el trabajo fuera de casa por el que adquieren una remuneración, y otra dentro del hogar sin obtener ninguna cuantía económica. En este caso, ocurre lo mismo, una mujer que se encarga de los servicios de limpieza por el mismo precio por el que mantiene relaciones sexuales con los clientes. Igualmente, estas personas cobran menos que ejerciendo la prostitución en sí. En este mismo sentido, los honorarios percibidos lo convierten en mano de obra barata, y con gran vacío legal. Considero que esta empresa y las personas que han permitido el desarrollo normal de esta actividad, no se han puesto en el lugar de estar mujeres, y no creo que lo viesen justo ni aceptable si hijas, esposas, abuelas o amigas lo implementasen.

Finalmente, se debe revocar esta práctica porque los resultados se concentran en mayores agresiones, coacciones, daños psicológicos y afectivos, sin entrar a analizar en mayor profundidad el ajuste a la Ley de tales encubiertas condiciones laborales.

Hoy la sociedad necesita de mayor colaboración, de concienciación de tales circunstancias. Desde la tradición traemos una mochila llena de costumbres y hábitos, no permitamos anclarnos en el pasado, los cambios son necesarios para que todos y todas vivamos en igualdad.